Nunca pensé que me sentiría bien después de decidirte adiós. Estoy en este magnífico jardín, el mismo al que me trajiste en nuestra primera cita. Elegiste bien y me engañaste. Te metiste dentro de mi corazón, como el olor suave y fresco de la lavanda se metía en mis pulmones. Pero nada era verdad, ni tu adorabas este sitio, ni me adorabas a mí.
Ahora es otoño, el jardín está un poquito más desnudo y mi corazón también. Él ha perdido las hojas muertas. Yo te he perdido a ti, un peso muerto.
Pero ambos renaceremos de nuevo en primavera.
La primavera (Sandro Botticelli)
Asun©3 de enero de 2015